1 de febrero de 2012

Primeras divagaciones


Hoygan, me he abierto un blog. Mis secretos expuestos a todo el mundo.
Hace un tiempo tenía uno y creo que no recibí ni una mísera visita (seguramente por mi obsesión en que nadie que me conociera lo leyera). Escribí algunos posts de los que ahora me avergüenzo y me di cuenta de lo triste que era hablar sola, así que lo borré todo de la faz de la tierra, como si nunca hubiera existido. Pero el instinto humano me hace tener la necesidad de expresarme (una necesidad molesta para los que están a mi alrededor), así que lo he vuelto a abrir.
El título no lo pensé mucho. “Una melena de tonta” viene de la expresión “Ni un pelo de tonta”. Porque tengo una abundante cabellera y porque a veces parezco tonta. Pero no lo soy, ¿eh? Tan solo es… es una imagen que… que mantengo para sentirme un poco… como los demás y… ¡déjame, jopé!
Ya iréis conociéndome, al final hasta se me coge cariño. ¡No, espera! ¡No me conozcáis! ¿Por qué hablo como si un grupo de gente me escuchara? Aunque en realidad no hablo, escribo, sería raro hablar en voz alta... eh… ¿por dónde iba? ¡Ah, sí! Que soy tímida, insegura e introvertida. Y por eso voy a escribir lo que se me ocurra aquí donde todo el mundo lo puede leer. Y cuando digo todo el mundo me refiero al sentido literal de la palabra. Siempre que pienso en eso me viene a la cabeza un chino leyendo este post. Esto de Internet aún me abruma.
Ah, y por si me conoces, te pido disculpas anticipadas ya que es probable que salgas mal parado en alguno de los posts. Si no me conoces también, pero no te pido disculpas porque no me puedes pegar. Lo que decía, que al final se me coge cariño.

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Yo ya he hablado demasiado.