9 de diciembre de 2012

Las relaciones son como los chicles

Puede parecer una comparación absurda y rebuscada, pero la verdad es que encaja a la perfección.

Cuando empiezas a masticar un chicle sientes una explosión de sabor, que dependiendo del chicle puede ser más o menos intensa. Piensas que esa sensación no se va a acabar nunca y masticas, masticas con tanto énfasis que te llega a doler la mandíbula o te muerdes a ti mismo.

Sin embargo, llega un momento en el que el chicle pierde el sabor y no quieres tirarlo. Tal vez porque te entretiene. Tal vez porque guardas la esperanza de que vuelva un atisbo de lo que antaño fue. Tal vez por pena. Tal vez porque no sabes dónde echarlo. Tal vez por miedo a no tener otro chicle. Pero sea como sea, sigues masticando sin ganas.

En ese momento tienes que tomar una decisión. Puedes seguir masticando el chicle sin sabor, haciendo polvo tu mandíbula y mordiéndote. O puedes tirar ese chicle. Una vez lo hagas puedes seguir sin chicle o buscar otro.

Es una decisión difícil, pero si no la tomas tú, la vida la tomará por ti. Y, sabedlo: la vida es una gran hija de puta.

2 de diciembre de 2012

I lol you

Quiero escribir sobre alguien que, sinceramente, os importará una mierda, pero es una de las personas más importantes en mi vida, por no decir la que más, y por eso voy a escribir sobre él, aunque no lo vaya a leer porque me prometí que este blog no lo conocería nadie de mi vida "1.0". Sin embargo, estoy segura de que antes o después lo descubrirá, por algo es quien es, y, sinceramente, me da igual. Porque es la única persona que no se sorprendería de esta faceta mía.

Todos necesitamos un punto de apoyo. En la mayoría de las adolescentes, tras crecer, este punto pasa de ser su madre a su mejor amiga del alma a la que se lo cuentan todo y con la que comparten todo. Pero yo no. No tengo ninguna amiga en la que confíe plenamente ni la necesito, simplemente, porque tengo un amigo. Solo uno. A decir verdad, tengo más amigos, e incluso amigas, pero en todos los ámbitos siempre hay alguien que destaca y en este, destaca él.

No es un amigo convencional, nunca lo ha sido. 
Desde que vino al colegio siempre me había caído bien, pero en esos momentos lo achaqué a que él era guapo. No os equivoquéis, yo no le quería por ser guapo, más bien al contrario: todos mis amigos eran guapos porque, hartos de que todas las niñas de la clase estuvieran enamorados de ellos, se refugiaban en mí, que los veía simplemente como un amigo y que constituía un aliado en la línea femenina (ya era triste desde pequeña).
En sexto de primaria, nuestra tutora inició una actividad que duraría todo el curso: asignarnos a un compañero que debía ser nuestro amigo durante ese periodo. Yo protesté porque no nos podía obligar a establecer una amistad con alguien al azar, pero, contra todo pronóstico, lo consiguió. Se convirtió en mi mejor amigo en un tiempo récord. Fue inevitable.

Es inevitable querer a alguien que te protege de cualquiera que se meta contigo. 
Es inevitable querer a alguien que te lo ha contado todo y al que se lo has contado todo.
Es inevitable querer a alguien con quien descubres el sexo (no penséis mal, pero a esa edad ambos teníamos muchas preguntas sobre el sexo opuesto).
Es inevitable querer a alguien que tiene tu mismo sentido del humor.
Es inevitable querer a alguien con quien maquinas planes para cambiar el mundo, aunque sepas que nunca se llevarán a cabo.
Es inevitable querer a alguien con quien puedes pasar horas y horas y no sentirte incómoda ni aburrida.
Es inevitable querer a alguien que incluso se bajaría los pantalones delante de un grupo de gente con tal de hacerte reír.
Es inevitable querer a alguien a quien todas las zorras con las que ha salido le han dejado por ser demasiado buena persona.
Es inevitable querer a alguien que no te hace pensar "Me gustaría tener un amigo gay".
Es inevitable querer a alguien que desobedecería a su padre, se escaparía de casa y cruzaría el pueblo inundado mientras diluvia en solo 5 minutos para ayudarte a sacar el agua que ha entrado en tu casa.
Es inevitable querer a alguien que te hace sentir que eres importante, inteligente, guapa, aunque solo sea para él.
Es inevitable querer a alguien al que le cuentas las cosas que no le puedes contar a nadie más.
Es inevitable querer a alguien que confía tan ciegamente en ti.
Es inevitable querer a alguien que es más importante para ti que tu familia.
Es inevitable querer a alguien que solo se enfada contigo cuando haces algo que te perjudica a ti misma.
Es inevitable querer a la única persona que nunca te va a dejar.

No es un amigo convencional, nunca lo ha sido. La gente no entiende nuestra relación y, aunque lo hayamos negado miles de veces, profesores, vecinas, familiares y amigos aún creen que somos pareja. Pero no me molesta porque al fin y al cabo somos como un matrimonio. Nos queremos, le digo que es un vago, vemos la tele juntos, vamos a comprar juntos, me pide sexo y yo me niego.

Así que los que dicen que un tío y una tía no pueden ser amigos, es porque no tienen un amigo como él.

8 de noviembre de 2012

Papel

Antes que nada, quiero decir que me siento especialmente orgullosa de este texto. No porque de verdad crea que es bueno, ni porque haya invertido un gran trabajo en ello, sino porque, por alguna extraña razón, a los miembros del Consejo Valenciano de Cultura les gustó. Tenían más de 700 relatos entre los que escoger y decidieron darle el segundo premio a lo que yo había escrito. Incluso me avergüenza admitir que lo hice a las 2 de la madrugada para entregárselo el día siguiente a mi profesora de lengua, que prácticamente me obligó a presentarlo al concurso  En fin, a lo que iba. Ya que esto lo ha leído prácticamente todo el mundo, creo que vosotros, los que me leéis de normal, también tenéis derecho a hacerlo.

Me exalté al notar movimiento, luz y aire nuevo. Había permanecido mucho tiempo encerrado junto a mis compañeros, que se mostraban igual de silenciosos que yo, y ahora parecía que por fin íbamos a salir. Hacía bastante tiempo, tanto que esos recuerdos habían pasado a parecer más ajenos que propios, vivía en un bosque, hasta que un día vinieron hombres con máquinas horribles. Cortaron cruelmente y sin ningún tipo de compasión las raíces que me ataban al sitio en el que había crecido y vivido durante tanto tiempo que ni lo recordaba y me llevaron a un sitio horrible, en el que, tras un doloroso y humillante proceso de transformación, me convirtieron en lo que soy ahora y me encerraron en este lugar con otros como yo. Noté cómo los compañeros que estaban debajo de mí se movían tirados por algo y caímos un grupo al suelo. La sensación de volar, de flotar en el aire mientras me precipitaba ligeramente y con gracia hacia abajo, se me antojó mágica después de haber permanecido tanto tiempo encerrado. Una mano revoloteó sobre nosotros y escogió uno al azar, sin ni siquiera mirarnos. La joven que nos había sacado de esa prisión accidentalmente, me llevó con ella y me colocó encima de un escritorio.
Apoyó un bolígrafo sobre mí y lo deslizó con suavidad para escribir con letras grandes al principio de la página “El Reciclaje”. Era agradable sentir la tinta recorrer la superficie lisa, interrumpiéndose a cada trazo. Escribió algunas palabras sueltas, ideas sin conexión entre sí y se detuvo. La chica empezó a tamborilear en la mesa con los dedos, con aire pensativo, mirándome con un poco de desprecio. Acto seguido, me cogió entre sus manos y empezó a doblar mis puntas con expresión ausente, torturándome, retorciéndome entre sus dedos sin alterar el gesto. Pronto paró, pero me dejó arrugado como un pergamino, desplegándome lentamente, intentando regresar a mi inmaculada forma original sin éxito alguno.
De pronto, los ojos de la chica se iluminaron como si la ilustrativa bombilla que suele representar la aparición de una idea se hubiera encendido en su mente. Alcanzó un estuche al borde de la explosión por aforo máximo de productos de papelería y lo abrió, desparramando un arco iris sobre el escritorio. Con un rotulador oscuro y grueso me dividió en diversas viñetas, vacíos espacios en blanco y se sumió en el diseño de figuras creadas con torpes trazos. Se equivocaba frecuentemente, pero no me disgustaban las cosquillas que me producía la goma frotándose contra mí ni los soplidos y caricias suaves de la chica que me quitaban las virutas restantes. Después de un corto lapso de tiempo me había convertido en la página de un cómic algo arrugado. En mis viñetas aparecían burdos dibujos de contenedores de reciclaje con atributos humanos como boca, ojos o brazos. Cada uno estaba caracterizado de una manera: el contenedor rojo interpretaba el personaje de “chico malo” porque a él iban los productos más perjudiciales (pilas, insecticidas, teléfonos, aceite, jeringas…); el de vidrio era fácilmente identificable como un alcohólico por las abundantes botellas a su alrededor y su mirada perdida; el de material orgánico era repudiado por su fuerte y desagradable olor y el azul, al que esperaba llegar yo algún día, agradecía que muchas revistas, como la Súper Pop, ahora se publicaran de manera exclusivamente virtual, ya que así no tenía que tragárselas (literalmente).
Me sentía bastante satisfecho por haberme convertido en algo así, después de mucho tiempo empezaba a considerarme útil e único. Lamentablemente, eso no duró demasiado. La chica murmuró:
-       No sé cómo presentar esto sin que parezca escrito por un niño de diez años…
Acto seguido, me cogió entre sus manos y, ante mi espanto, me convirtió en una bola arrugada presionando sus palmas entre sí, para luego lanzarme al otro lado de la habitación intentando hacer canasta en un pequeño cubo. Por desgracia, la joven no contaba con buena puntería, así que me golpeé contra el borde y caí en el suelo al tiempo que lo hacía en el olvido, quedándome en una situación parecida a la que había estado viviendo el último período de mi existencia, a diferencia de que ahora estaba totalmente solo y deformado.
Pasé bastante tiempo allí, observando con una mezcla de horror y asombro cómo unas láminas eran terriblemente torturadas, como había sido mi caso o incluso algunos peores, y cómo otras eran tratadas de forma cuidadosa y delicada, a pesar de que procedían todas del mismo paquete del que había salido yo. Después de un lapso que me pareció interminable alguien me volvió a coger, esta vez para volverme a introducir en una bolsa con más papeles y cartones. Conjeturé que fui trasladado, pero no lo confirmé hasta que volvieron a abrir la bolsa en la que había estado encerrado. Inesperadamente, fui arrojado junto con el resto del contenido de la bolsa a un contenedor azul como el que yo mismo tenía dibujado y aterricé sobre los demás papeles y cartones.

Permanecí durante una noche más allí y me volvieron a arrojar a un camión, que me llevó a la planta de reciclaje. Por un instante, me invadió un miedo atroz al pensar en el proceso de reciclaje: la plastificación en la que me añadirían disolventes químicos para separar mis fibras; la criba en la que retirarían de mí todo lo que no fuera papel; la centrifugación en la que me separarían dependiendo de la densidad de mis componentes; la flotación en la que me añadirían burbujas de aire para eliminar la tinta, es decir, los dibujos y palabras que me hacían único; el lavado que retiraría las pequeñas partículas intrusas que pudieran quedar y, por último, el blanqueamiento en el que me tendrían que bañar con más componentes químicos de nombre aterrador.

Sentí una desolación absoluta, hasta que caí en la cuenta de algo: ¿qué pasaría si no era reciclado? Todo ese escalofriante y macabro proceso era para convertirme en un nuevo papel, pero ¿qué pasaría con las hojas que no fueran recicladas? En mi caso, hubiera sido el borrador arrugado y sucio que era ahora hasta que me hubiera deshecho hasta desaparecer totalmente.

Y en cambio, un mundo de posibilidades se abría ante mí. Podría convertirme en una página de un libro, del libro preferido de alguien, que releería miles de veces y que olería con cariño. Tal vez pasara a ser una página de un periódico que informara a la gente o un sobre que viajara para llevar noticias, en este caso más personales. Incluso podía transformarme en una caja de cartón para guardar cualquier objeto o un contrato de trabajo que ayudara a una familia. Información, imaginación, comunicación, sueños, alegría, tristeza, el bienestar de sentirse útil. Era como la reencarnación, y siempre y cuando me volvieran a reciclar, tendría vidas infinitas. Es más, no le quitaría la vida a otro árbol. Ahorraría agua, aceite, energía, no contaminaría.

En ese momento caí en la cuenta de que estaba a punto de ser introducido en el  túnel que me conduciría hasta la primera etapa de mi transformación, mi purificación. Afronté, no sin esfuerzo, el comienzo de una nueva vida. Si es que los papeles pueden tener vida.

29 de octubre de 2012

El mejor post del mundo

Quería que este fuera el mejor post del mundo. Un post que te hiciera llorar de emoción, un post que hiciera que te atragantaras de tanto reír, un post que te diera ganas de enamorarte. Por desgracia, no sabría cómo escribirlo.

Había pensado empezar en plan "Chicos, voy a contaros una historia increíble. La historia de cómo conocí a vuestra madre".


Sin embargo, no iba a funcionar porque:
1) La persona de la que quiero hablar no es una mujer.
2) La persona de la que quiero hablar solo es padre en los Sims (un mal padre, todo hay que decirlo).
3) La manera en la que empezó todo es demasiado absurda.

El mejor tweet que he escrito. Sí, era para otra persona, la persona que más daño me ha hecho. Sí, quedo un poco puta. Sí, no tiene mucho sentido si no conoces la historia. Pero es del que me siento más orgullosa porque él fue igual de tonto que yo al contestarlo.

Se me había ocurrido escribir lo mucho que le quiero y lo perfecto que es, pero no quería que esta fuera la típica entrada de una adolescente enamorada, simplemente porque él no es típico. Es muchas cosas, pero típico, no.

Se me había ocurrido escribir ya no sobre mi novio, sino sobre mi mejor amigo. Al que le conté todo lo que nunca había contado, con el que pasé tantas noches en vela, con el que me he reído tanto, el que pasó a ser la persona en la que más confiaba en tan unos pocos días.

Se me habían ocurrido muchas cosas y ninguna buena. Diréis "Bueno, así es como empiezan todos tus posts, no es para tanto", pero es que este no es un post cualquiera. Este post estaba destinado a ser el mejor del mundo. Ya sé que ni de lejos, ni siquiera es el mejor de mi blog, probablemente porque no he escrito todo lo que podía, simplemente porque todo lo que te puedo decir ya lo sabes y eso es lo único que importa. Pero quería escribirlo porque es lo mínimo que puedo hacer, porque es mi mediocre manera de gritarlo al mundo, porque nuestras únicas aliadas son las palabras y porque, simplemente, te quiero.

13 de octubre de 2012

Los animales de dos en dos, uh-ah, uh-ah

Como fui a un colegio religioso (así he salido), de pequeña pasé bastante tiempo leyendo la Biblia. No por vocación religiosa, sino por el inmenso morbo que tienen las historias del Antiguo Testamento. Mi preferida era la historia del Arca de Noé.

Era un bonito día en el que, como siempre, Dios observaba a los humanos mientras se tocaba los cojones (me lo imagino sentado en su enorme sofá divino, con unos calzoncillos y bebiéndose una birra). Entonces vio a gente como los pederastas, Ana Rosa o los madridistas y se dio cuenta de lo hijos de puta que podemos llegar a ser los humanos. Y Él, en su infinita sabiduría, encontró la solución perfecta: matarnos a todos. ¿Y cómo lo haría? Con un diluvio. Así de paso también renovaba a los niños, los animales, las plantas y todo lo demás. 

Sin embargo, después de eso, ¿qué? Tendría que volver a invertir siete días en crearlo todo otra vez, así que escogió a un pringao al azar, llamado Noé, y le ordenó que construyera un arca del tamaño de siete Faletes y que metiera allí a una pareja de cada especie animal (no dijo nada de las plantas, por lo que siempre será una misterio cómo sobrevivieron).
Suponemos que Noé debía de ser una especie de Chuck Norris, puesto que construir un arca de esas dimensiones y tan fuerte como para aguantar todo ese peso ya sería difícil en esta época, con la tecnología de la que disponemos. 

Yo si hubiera sido Noé le hubiera enviado a tomar por culo, qué quieres que te diga, porque no sé cómo no le encerraron sus vecinos:
-Noé, ¿qué coño haces?
-Estoy construyendo un arca para meter dentro a una pareja de cada animal.
-Eh... ¿por qué?
-Porque va a caer un diluvio y vais a morir todos.
-JAJAJAJAJAJAJAJAJPobre, de tanto rezar se ha quedado grillado.

No es por ponerme exquisita, pero hay otro matiz de la historia que no concuerda: ¿dos animales de cada especie son suficientes para repoblar la Tierra? No quiero ni imaginar la de especies que se extinguieron en ese momento, por no hablar de los humanos: los únicos que subieron en el arca fueron Noé y sus tres hijos, con sus respectivas mujeres. Desde el principio de todo fueron copulando primos con primos, eso explica el nivel intelectual de mucha gente en la actualidad.

Dios decidió que el diluvio duraría 40 días. No soy ninguna experta en el tema, pero digo yo que 40 días son pocos para que se inunde el planeta, ¿no? En ese caso los vascos no deberían haber muerto, por lo que deducimos que su especie surgió tras el diluvio o que sobrevivieron haciendo apnea.

Al final la Tierra se seca y Noé y su familia bajan del arca para rehacer sus vidas. Lo que no te cuentan en la Biblia es que Noé acabó suicidándose por el sentimiento de culpa y de soledad que le invadía por haber dejado morir a toda la gente del planeta.

Moraleja: Si te portas mal, Dios destruirá la Tierra.

Sweet 16

Llega un momento en tu vida en el que te das cuenta de que te haces mayor. A mí me ha llegado ahora. Como cumplo los años a principio de año, cuando llega el cumpleaños de mis amigos el mío está a la vuelta de la esquina. El otro día un amigo cumplió dieciséis y con lo típico "¡Ahhhhhh, te haces viejo!" alguien dijo "Pues en un par de meses Aju cumplirá los diecisiete." Esas palabras resonaron en mi cabeza. Diecisiete. DIECISIETE. Sentí que había estado desperdiciando el tiempo. Dieciséis años… la edad de la plena adolescencia, de la felicidad, del color rosa. O eso es lo que me habían contado, porque, viendo mi situación, me planteé la pregunta: “¿Qué estoy haciendo con mi vida?”. 

Por tanto, guiada por el beneficioso ejemplo de las películas americanas, he hecho una lista con las cosas que se supone que debo hacer antes de los diecisiete:

  • Tener el primer amor.
  • Abortar un hijo no deseado (también se acepta falsa alarma de embarazo).
  • Coquetear con las drogas.
  •  Escaparme de casa.
  •  Liderar una banda de rock exitosa.
  • Ser expulsada del colegio.
  • Ser arrestada.
  • Ser testigo de un crimen.
Estas solo son las que se me han ocurrido ahora mismo, así que, si tenéis ideas, hacédmelo saber. Nos queda poco tiempo y voy bastante retrasada en la lista.

12 de octubre de 2012

Autobiografía I

Mi máxima aspiración en la vida es tener una página en Wikipedia, toda la gente importante está ahí. Así que, como estoy convencida de que lo conseguiré, voy a ir escribiendo mi biografía, ya que, si no me la sé yo, no sé quién se la va a saber.

Todo empezó en la década del grunge y del nacimiento de Internet. Unas Pascuas, un joven matrimonio se hallaba en un camping y, como ya llevaban tiempo pensando en traer una nueva persona al mundo, se pusieron a... a... bueno, ya os lo imagináis, no voy a describir cómo me concibieron mis padres. No quiero que paséis por lo mismo que yo.

Al final, la mujer se quedó embarazada y el ginecólogo predijo que su niña nacería aproximadamente por Reyes. Empezaron a hacer lo que hacen todos los padres primerizos: eliminar todos los objetos punzantes de la casa, comprar muchas cosas, pedir consejo a otros padres... y cómo no, elegir el nombre del bebé. Fue una decisión difícil.

Mamá: A tu madre le hubiera hecho tanta ilusión una niña... le podríamos poner su nombre.
Papá: ¿Pero y tu madre qué? ¿No se sentirá un poco mal si le ponemos el nombre de la otra abuela?
Mamá: Podríamos probar un nombre compuesto... Encarna Pilar.
Papá: ¿De verdad quieres que nuestra hija se llame Encarna Pilar?
Mamá: No, no... a ver, nombres bonitos... ¿Rebeca?
Papá: Nombre de jersey. ¿Vanessa?
Mamá: Nombre de choni (aunque por aquel entonces no dijo choni, pero ya se veía venir el tipo de nombre que era). ¿Azahar?
Papá: Muy difícil de escribir para la niña. ¿Andrea?
Mamá: Se lo puso mi amiga a su hija... ¿Victoria?
Papá: Entre tu familia y la mía ya hay unas cinco...

Y así con infinidad de nombres hasta que llegaron a Aju. Es un nombre bonito, normal, corto y universal, podría haber sido peor. Pero Aju no nacía. Entendedme, con lo bien que estaba yo en el útero materno, ¿cómo iba a querer salir fuera, con el frío que hace en Enero? Además, se acercaban las fiestas del pueblo y si hubiera nacido cuando me tocaba, a mi madre le hubiera dado tiempo a recuperarse y a llevarme a todas las procesiones para fardar de niña y a mí nunca me ha ido ese rollo. Pasaron dos semanas y mi madre ya estaba que se subía por las paredes, porque fui un feto un poco hijo de puta. Al final fue al hospital para que me sacaran a la fuerza, ya que yo no tenía muchas ganas de salir (y eso que en Enero aún no habían elegido a Aznar presidente). Soy cabezota desde que estaba en el vientre materno, así que el parto duró unas 12 horas (esto como mujer me horroriza) y por fin nací. Fui un bebé guapo. Recalco este hecho porque normalmente los bebés son feos cuando nacen, pero yo fui guapa. Fui.

Y hasta aquí mi nacimiento. No voy a escribirlo todo de golpe, la biografía de una eminencia requiere un tiempo que no tengo, estoy muy ocupada forrando mi carpeta con fotos de gatitos y yendo al parque con mis coleguis, cosas de famosos que no entenderíais. Y por último, recordad que os estoy haciendo un favor: cuando a vuestros hijos les manden en el cole hacer un trabajo sobre mí y busquen mi nombre en Google, esto será lo que les aparezca. De nada.

8 de octubre de 2012

La gente cambia, los recuerdos no


A partir de este blog, solo con lo que he escrito aquí, cualquier persona podría suponer que mi vida es mucho jijí jajá o que no sé escribir nada serio. O que no sé escribir en general. Pero si no escribo cosas serias es porque me cuesta expresar mis sentimientos. Intento aparentar que me río de todo, pero no. A veces solo quiero escapar.

Me gustaría que leyera esto. Internet es grande, ¿no? Es una gran ventana al mundo y, al fin y al cabo, él no está tan lejos, solo a unos cientos de kilómetros. O tal vez no. Tal vez esté de vacaciones en algún lugar cerca de mí. Cerca físicamente, claro. En otros aspectos no podría estar más cerca. Me gustaría que leyera esto. No es la primera vez que escribo sobre él, aunque solo fuera un tweet. Un tweet que alguien leyó, y compartió con sus seguidores y alguno de estos, a su vez, repitió ese proceso. Hubiera sido muy fácil que él lo leyera. ¿Se daría por aludido si viera todo lo que me está causando? No creo. Tal vez pensara en alguien, tal vez se sintiera identificado, pero en ningún caso se le pasaría por la cabeza que él era el causante de lo que leía. Me gustaría que leyera esto. Simplemente porque es para él. Para ti.

No tienes ningún derecho a estar aquí, ¿por qué no te vas? ¿Ni siquiera me respetas en eso? Nunca has tenido en cuenta lo que yo sentía o pensaba, ¿por qué no te vas fuera de mis sentimientos y mis pensamientos? No quiero que estés aquí, me prometiste que cuando te lo pidiera te irías. No lo hiciste bien, en algunos aspectos te fuiste demasiado lejos, pero en otros me ignoraste completamente. Sigues aquí y tal vez ni siquiera lo sepas.

Me dijo "Te quiero". Te quiero. Lo dijo sin pensarlo y lo supe, no me dejé llevar por los sentimientos que pudiera sentir en ese momento. Mi cerebro es inteligente y automáticamente me dijo: "No es verdad, no sonrías". Sonreí, aunque fue una sonrisa cínica. Al fin y al cabo, él no me veía. Él estaba lejos físicamente. A decir verdad, estaba lejos, a secas.

- Te quiero.
- No es verdad y lo sabes.
- De momento, llamémoslo así.

Solo pretendo que sepas que sigues aquí. Sigues aquí y quiero que te vayas porque me haces daño.

He escrito esto de un tirón porque quiero que te vayas y sé que expresar lo que siento con palabras me ayuda a entenderlo mejor y así controlarlo. Ya lo hice una vez, hace poco, también por tu culpa. Cuando empecé a escribir creía que te odiaba, pero no era así. Me di cuenta de que me odiaba a mí misma. Por tu culpa me odiaba a mí misma y eso me hizo odiarte también. Por suerte, al saber qué era lo que me estaba ocurriendo, pude suprimir ese odio. Me hubiera gustado escribírtelo también, para que vieras que era fuerte, que no me odiaba ni te odiaba. No porque no tuviera razones, que las tenía, sino porque sabía perdonar. Te había perdonado y había hecho algo aún más difícil, me perdoné porque me lo merecía, igual que merecía haberme odiado.

Más que nada, siento lástima porque no me has conocido de verdad. Podrías haberlo hecho, yo estaba dispuesta y también quería conocerte a ti. Aunque suene egocéntrico, te has perdido muchas cosas por no conocerme.Pierdes cosas con cada persona que no conoces, pero tú perdías más conmigo. No porque yo sea más especial que los demás, sino porque tú lo eras para mí. Sentía algo por ti. "De momento, llamémoslo así". Has perdido todas las cosas que me pertenecen, cosas que te podrían haber gustado o no, pero que yo te hubiera ofrecido de todas formas. Sin embargo, lo más importante son las cosas que podrían haber sido tuyas. En un momento dado deseé que me devolvieras todo lo que te había dado, pero ahora veo que es una tontería, simplemente porque te pertenece y porque si te lo di en su momento, tenía mis razones para hacerlo.

Yo también tengo cosas tuyas.Tengo muchas cosas que me ofreciste y no debiste haber hecho. No por mí, sino porque, viendo la facilidad con la que lo hiciste, se lo hubieras podido ofrecer a cualquiera que no supiera apreciarlo. Yo lo aprecié y por eso no lo acepté, porque sabía que no me pertenecía. Guardo muchos deseos y secretos que me confesaste, cosas que no habías contado a nadie y que tal vez nunca hagas.

Lo que más me jode es que yo esté escribiendo esto y tú, si alguna vez lo leyeras, ni te darías por aludido porque yo no fui nada para ti. Pero, al fin y al cabo, no lo hago por ti, sino por mí.

Y sí, esto lo escribí hace tiempo, había estado criando odio entre mis muchos borradores, pero hasta que no lo publicara no estaría tranquila. Tal vez decirte lo que has hecho sea la única forma de olvidarlo y no me importa que me escuches o no. Pero yo te lo he dicho.

9 de agosto de 2012

No me matéis

Hace un momento me aburría (el año que viene suspenderé alguna asignatura para no aburrirme en verano) y me he puesto a mirar mis primeros tablones en Tuenti. GRAN ERROR. Después de fotos patéticas, frases filosóficas y alguna canción, he encontrado un test de estos en los que te nominaban y tenías que hacerlo, nominar a más gente y así hasta que todo el mundo hacía el puto test. Me ha faltado poco para ponerme a llorar de lo gilipollas que era y por eso voy a volver a hacerlo ahora para comparar respuestas y ver en qué he cambiado.


**********

(Aquí al principio se solía poner "Nomminadaa x mi amigaah Paulyyyyyy!! (LLLL) :$")

SOBRE TI:
- ¿de que color tienes el pelo? 
Castaño, el color más mediocre. Si al menos fuera el más común, vale, pero ni siquiera eso.

- ¿de donde eres? 
De València, xé.

- ¿tienes amigas? 
Hasta ahora pensaba que sí, pero me he dado cuenta de que si estoy haciendo esto tal vez sea porque no tenga.

- ¿haces teatro?
Sí, pero solo actúo en obras privadas como "Cuando vuelva me arreglo la habitación" o "Es que no quiero perder tu amistad".

- ¿eres positiv@?
No.

- ¿Eres cotilla?
¿Quién lo pregunta?

- ¿eres celoso/a?
No.

- ¿bebes? 
Claro, si no bebiera moriría JAJAJAJAJAJA otra copa, por favor.

- ¿Por quien lloras?
No estoy llorando, ¿de dónde te sacas eso?

- ¿En quien no dejas de pensar?
En quién ha sido el gilipollas que ha creado este test.

TÚ Y EL amor
- ¿crees en el amor?
Sí, pero también creo en los extraterrestres y en que algún día inventarán un método de depilación indoloro y efectivo.

- ¿te gusta liarte con tu novio/a? 
Uy, no, eso es de putas.

- ¿has estado con alguien que no tu sea de tu ciudad? 
Sí. No veas lo bien que follo por WhatsApp.

- ¿te has ilusionado por un amor imposible?
No, es la ventaja de ser tan pesimista.

- ¿te has enamorado? 
Eso es de mariquitas.

- ¿quieres a alguien? 
A ti.

- ¿has querido a alguien tanto para llorar?
A mi hámster.

- ¿tienes una fecha que nunca has olvidado?
Mi cumple.

TUS AMIGAS:
- ¿tienes más de 2? 
¿Con amigas te refieres a "Jo, tía, qué bien me lo paso contigo" o a las de verdad?

- ¿tienes mejores amigas? 
Como todos.

- ¿os reis junt@s? 
Y separadas.

- ¿os haceis fotos?
Fotos chonis.

- ¿Hay algo que no les hayas contado? 
Esto no lo van a leer ellas, ¿verdad?

- ¿tienes amigas que no sean de tu ciudad? 
De las de "Jo, tía, qué bien me lo paso contigo".

- ¿tienes amigas de tu calle?
No.

- ¿te has enamorado de alguna de ellas? 
Si ya me cuesta quererlas como amigas, me voy a enamorar.

TUS AMIGOS:
- ¿confias en ellos?
Más que en las chicas, la verdad.

- ¿tienes más de dos?
En este caso sí.

- ¿tienes mejores amigos? 
Que sí, oñe.

- ¿os reis juntos? 
Sí, pero nos gusta más reirnos de los demás.

- ¿os haceis fotos? 
Sí, pero no entiendo qué tiene eso de relevante.

- ¿los quieres?
Sí, pero ellos nunca lo sabrán.

- ¿tienes amigos que no sean de tu ciudad? 
Sí.

- ¿tienes amigos de tu calle? 
No.

- ¿te has enamorado de alguno de ellos?
No, pero sí he pensado "Pues a este me lo fo".

TE GUSTA:
- ¿el chocolate? 
El de fumar.

- ¿las fresas?
Sí.

- ¿las manzanas? 
Sí, pero me pregunto... ¿en qué criterio se habrá basado el creador del test para seleccionar solo estos tres alimentos que generalmente le gustan a todo el mundo? Hubiera sido más interesante preguntar sobre los berberechos o los aguacates, por ejemplo.

- ¿el deporte? 
¿Follar cuenta como deporte?

- ¿el inglés? 
Prefiero el francés *guiño-guiño*

- ¿Comer?
Depende de lo que sea.

- ¿Cantar? 
Sí, pero a los demás no les gusta que yo lo haga.

- ¿Dia o noche?
Noche.

- ¿te gustaria tener un novio/a más de un año? 
Yo con tal de follar.

- ¿bailar? 
Confieso que sí.

- ¿los tests?
No, lo estoy haciendo por obligación.

- ¿te gusta el "XD"? 
Prefiero el "LOL".

- ¿y los iconos del msn? 
JAJAJAJAJA msn dice, el cachondo.

- ¿hablar más de una hora por movil? 
Mientras el móvil tenga altavoz, no me importa.

- ¿el fotolog?
JAJAJAJAJA fotolog dice, el cachondo.

- ¿tener novio/a? 
Yo con tal de follar.

- ¿estar soltera/o? 
No está tan mal, pero estaría bien variar un poco.

- ¿tu clase?
Este año cambio de instituto y estoy ACOJONADA.

- ¿el mar?
Sí.

- ¿el campo?
Si le quitamos los bichos, la tierra...

- ¿las excursiones? 
Depende del destino, hostia.

- ¿los deberes? 
¿A quién no le gusta hacer deberes?

- ¿follar?
Pensaba que no me lo ibas a pedir nunca.

SOBRE QUIEN AMAS:
- ¿es guapo?
Sí, pero solo lo decimos su madre y yo.

- ¿te liarias con el?
Oh, Dios, no, ¿cómo iba a querer liarme con una persona a la que amo?

- ¿te cae bien o mal?
MAL.

- ¿porqué?
¿Quién coño ha hecho este test?

- ¿te lo/la follarías?
Sí, pero yo me follaría a mucha gente. Dejémoslo en que me follaría a muchas cosas.

NOMINADOS:
TÚ, TE HA CAÍDO LA MALDICIÓN DEL TEST DE TUENTI. SI NO LO HACES UNA CHONI TE DEDICARÁ UNA FOTO.

**********

Antes que nada, las preguntas están copiadas y pegadas de manera literal, no me apetecía corregir las faltas de ortografía. Después de comparar estas respuestas con las que di, me he dado cuenta de que mi grado de gilipollez ha aumentado. Pero al menos, ya no lo publico en Tuenti, que es un avance.

8 de agosto de 2012

Puede incluir contenido solo apropiado para adultos

No sé si de estas cosas se encarga el cerebro o el corazón (esas cosas no te las explican en biología. O sí, no suelo prestar atención en clase.) pero en cualquier caso, el órgano que se encargue de esto es un cabrón, casi tanto como los ovarios o el apéndice.
Hay personas que quieres alejar de ti, pero que por mucho que lo intentas no puedes.

Hay personas a las que intentas alejar de ti porque siempre que hablas con ellas acabas discutiendo.
Hay personas a las que intentas alejar de ti porque no sabes pornerle nombre a lo que sientes por ellas.
Hay personas a las que intentas alejar de ti porque te hacen sentir como Marla Singer. SPOILER. (No me refiero a que te impulsen a una espiral de autodestrucción, sino a cómo se sentiría ella cuando Edward Norton aún no sabía que Tyler Durden y él eran la misma persona).
Hay personas a las que intentas alejar de ti porque te hacen sentir mucho más pequeña y mucho más mayor al mismo tiempo.
Hay personas a las que intentas alejar de ti porque cuando le intentas explicar a alguien lo que te ocurre con esa persona, no sabes por dónde empezar.
Hay personas a las que intentas alejar de ti porque te da miedo el qué dirán.
Hay personas a las que intentas alejar de ti porque la mitad de las veces que te hablan están borrachas.
Hay personas a las que intentas alejar de ti porque le ponen tilde al pronombre "ti".
Hay personas a las que intentas alejar de ti porque hagas lo que hagas, siempre vuelven a tu vida.
Hay personas a las que intentas alejar de ti porque te atraen demasiado y eso te asusta.
Hay personas a las que intentas alejar de ti porque te asustan y eso te gusta.
Hay personas a las que intentas alejar de ti porque no estás segura de sus sentimientos.
Hay personas a las que intentas alejar de ti porque no estás segura de tus sentimientos.
Hay personas a las que intentas alejar de ti porque de alguna manera ya están lejos.
Hay personas a las que intentas alejar de ti porque podrías enamorarte y esa persona no.
Hay personas a las que intentas alejar de ti porque te revolucionan demasiado las hormonas.
Hay personas a las que intentas alejar de ti porque te las follarías así porque sí.
Hay personas a las que intentas alejar de ti porque te hacen reír y llorar en la misma conversación.
Hay personas a las que intentas alejar de ti porque todos te dicen que lo hagas.
Hay personas a las que intentas alejar de ti porque cuando hablas con ellas la mayoría de tus neuronas parecen ponerse en huelga.
Hay personas a las que intentas alejar de ti porque no entiendes cómo alguien puede ser tan gilipollas y tan encantador, según le parezca.

Hay personas a las que intentas alejar de ti por cualquiera de estas razones y muchas más que no recuerdo o no me apetece nombrar. Pero también hay otras personas excepcionales, personas a las que intentas alejar de ti por todas esas razones juntas. Si tienes la suerte (buena o mala, tómatelo como quieras) de conocer a alguien así, llega un punto en el que te das cuenta de que todas esas razones eran tremendamente válidas, pero no para alejarla, sino para acercarla. Y eso te gusta.

9 de julio de 2012

Excusas, excusas

Llevo un tiempo cabilando sobre mi futuro, ya que actualmente estoy más perdida que Sergio Ramos en una biblioteca. Hay varios caminos que me llaman la atención, pero ninguno en especial, así que a menudo pido consejo a mis familiares, amigos, conocidos e incluso un día le pregunté al señor que iba a mi lado en el autobús si me veía cara de algo en concreto.
Sin embargo, las respuestas que me dan nunca me ayudan. Estoy harta de oír "Elige lo que más te guste", "A ti te irá bien hagas lo que hagas" o "Euh... lo siento, esta es mi parada".
Eso no me impide desistir y sigo preguntando a menudo, lo que me lleva a algo que me pasó hace un tiempo. Iba con mi amiga, agobiándola otra vez con mis miedos e inseguridades acerca de mi incierto futuro y me respondió:

Amiga: Mira, pues yo a ti te veo de... ¡juezgada!
Aju: ¿Qué?
Amiga: Juezgada, tía, juezgada.
Aju: ¿Qué es eso?
Amiga: Joder, pues esta gente que está en los juicios, los de las leyes y esas cosas...
Aju: ¿Te refieres a los abogados o a los jueces?
Amiga: ¿No existen los juezgados?
Aju: Que yo sepa, no.
Amiga: Pues bueno, o jueza o abogada, lo que quieras. Yo creo que serías buena porque hablas muy bien y te gusta defender a la gente.
Aju: Mmm... pues no estaría mal. Preguntaré en todas las universidades hasta que encuentre un grado para convertirme en juezgada.

Por mi amiga no os preocupéis, ella va a ser cantante. Al llegar a casa conté lo sucedido (omitiendo la invención de la palabra) y mi padre me dijo "Si ya lo digo yo, tienes más leyes que un abogado...". Esto me obliga a hacer un flashback para recordar al menos un par de situaciones en las que mi padre usa esa frase.


  • Situación 1
Papá: Aju, deja ya el ordenador.
Aju: ¿Por qué? ¿Lo necesitas?
Papá: No, pero ya llevas mucho rato.
Aju: ¡Si me voy estarás perdiendo dinero!
Papá: ¿Por qué? ¡Te he dicho mil veces que no te creas los anuncios de "Eres el visitante un millón"!
Aju: Que no, escucha... ¿cuánto pagáis aproximadamente al mes por Internet?
Papá: Pues, junto con televisión y teléfono, unos 50 euros.
Aju: Ok. Imagina que no usara el ordenador nunca. ¡Estarías pagando 50 euros por nada! Si lo usara un par de veces al mes, cada conexión sería el equivalente a 25 euros. ¡25 pavos por conectarte una vez! En cambio, digamos que yo lo usara unas 4 horas cada día. *Enciendo la calculadora del ordenador*. Cada día, Internet nos cuesta unos 1'6 euros. Si dividimos ésto entre las 4 horas del día en las que lo usara, ¡sale a 41 céntimos la hora, más televisión y teléfono! ¿No es un chollazo?
Papá: Apaga el ordenador.
Aju: ¿¿¿Por qué???
Papá: Porque te quiero.
Aju: Si me quieres déjame un ratito más, eso me haría feliz, ¿o acaso no te importa la felicidad de tu propia hija, que tanto te quiere y admira?
Papá: Tienes más leyes que un abogado...
Aju: Es que no me puedes obligar a hacer algo sin argumentos lógicos, ya no digo argumentos con los que esté de acuerdo, pero exijo algo que al menos pueda respet...
Papá: Apaga.
Aju: ¡Anarquía!
Papá: Tu revolución no tiene el apoyo de ningún otro miembro de este sistema.
Aju: Luego no me vengas con que esto es una democracia, maldito opresor...


  • Situación 2
Ésta situación se repite tan a menudo que he desarrollado ya dos argumentos a mi favor:

a)
Papá: Aju, ordena tu habitación, que parece una pocilga.
Aju: A ver, Papá. Según la RAE, el orden es la colocación o disposición adecuada de algo. Dado que tú te estás refiriendo al de los objetos de mi habitación, la que tiene que decidir la disposición adecuada soy yo. Es mi responsabilidad como "propietaria" de la habitación.
Papá: Pues el propietario de la casa soy yo y esta habitación está dentro de la casa.
Aju: Ah, pues si el propietario eres tú, eres tú el que la tiene que ordenar.
Papá: Como la ordene yo, será con una bolsa de basura.
Aju: Ah, muy bonito, es decir, ¿tengo el deber de ordenar esta habitación pero no puedo decidir el lugar de las cosas? Eso es una contradicción.
Papá: Tienes más leyes que un abogado...


b)
Papá: Aju, ordena tu habitación, que parece una pocilga.
Aju: No puedo, estoy probando una teoría científica.
Papá: ¿Qué dices?
Aju: Sí, mira, no sé si te acordarás de cuando lo estudiaste, pero la segunda ley de la termodinámica enuncia que todo tiende al caos. Estoy probando si esto también es aplicable a espacios tan reducidos como un dormitorio prob...
Papá: Pero si tú eres de letras...
Aju: ¿Es que nunca me lo vas a perdonar? ¡Solo quería sentir tu aprobación! Me estoy implicando en cosas que te gustan y ¿qué es lo que recibo a cambio? Desprecio por no haber elegido el camino que tú deseabas para mí. Papá, soy ya una persona madura y si no puedo tomar mis propias decidiones nunca podré demostr...
Papá: Tienes más leyes que un abogado...


Y así en todas las cosas que me ordena y en las que no estoy de acuerdo. Porque si algo me han enseñado en casa es que si no estoy de acuerdo con algo, debo decirlo de manera educada y argumentando mi opinión. Por suerte, también me han enseñado a entender el lenguaje corporal, así que cuando mi padre resopla y pone los brazos en jarras, es el momento de obedecer con velocidad, eso sí, sin dejar de refunfuñar expresando mi opinión.

3 de junio de 2012

Cuando tenía 9 años

Siempre me ha gustado escribir, tanto que a menudo acepto escribir las redacciones del colegio para otras personas a cambio de favores. La última que nos han puesto debía llevar como título "Cuando tenía 9 años...".
Iba a empezar a escribir cosas que me pasaron cuando tenía nueve años y quedarme tan ancha,  no podía ser tan difícil. A ver, con nueve años... sí, claro, tomé la comunión y... ¡oh, por supuesto! También... ah, no, eso fue al año siguiente... eh... menuda mierda. Pues no, no me acordaba de nada, así que he buscado fotos. He encontrado un CD de ese año, de enero a marzo, lo he puesto en el ordenador y, ¡sorpresa! Eran vídeos.
Nochevieja. Salgo disfrazada de pirata, bailando (o algo parecido) grandes éxitos ya entonces pasados de moda de David Civera, Ricky Martin o Natalia. ¿Y esos niños regordetes de 12 años que me tiraban del pelo? Ahora son los tíos con piercings y tatuajes que el sábado por la noche me dijeron con cariño: "Le contaré todo lo que haces a tu madre". Por suerte no se veía muy bien porque el que grababa era mi padre e iba doblao' (afortunadamente, de eso no me di cuenta hasta que no fui un poco mayor).
Cambié de vídeo.
Mi noveno cumpleaños. Ahora entiendo por qué había suprimido ese recuerdo: en la primera imagen sale mi padre vestido de Batman soportando que una jauría de niños le subiera encima y le tirara del disfraz. En la grabación también se aprecia el espectáculo que montó cuando necesitaba orinar urgentemente pero no se aclaraba a quitarse el disfraz, por lo que acabó cortando con una navaja la tela de la entrepierna.
Mis ansias de auto-humillación me impulsaron a continuar.
Pascua. Nuestras excursiones por la montaña. Estoy bajando corriendo por un camino pedregoso cuando... ¡PUM! Tropiezo con una piedra y voy rodando cuesta abajo mientras mi madre corre detrás de mí y mi padre sigue grabando. Ahora recuerdo cómo me hice la cicatriz en la rodilla.
Podría haber parado aquí y haber escrito sobre cómo mi cerebro, sabiamente, había suprimido este año de mi memoria, pero, movida por un instinto masoquista, he puesto el siguiente CD y... oh, vaya. esto no me lo esperaba.
Actuación de gimnasia rítmica. Describir estas imágenes me resulta demasiado vergonzoso, no sé si por el aspecto que tenía embutida en un mallot de lentejuelas como una morcilla  que se ha caído a un bote de purpurina o por mi torpeza al realizar la coreografía con las mazas, que caían al suelo siempre que las lanzaba.
Ahora mi único dilema es saber si, presentando ésto como redacción, mi profesora va a estar riéndose de mí lo que queda de curso o me enviará a la psicóloga. Aunque bien mirado, habiendo leído todas mis anteriores redacciones, eso es algo que tendría que haber hecho hace mucho tiempo.

17 de mayo de 2012

Xé, què bo!


Lo siento si eres castellanoparlante. La razón por la que habitualmente escribo en castellano es porque a mí me jode profundamente cuando no encuentro la letra de una canción o los subtítulos de una serie en inglés, ya que no me entero de la mitad. A mí me gusta que me lean y por eso escribo en el idioma más accesible. Pero esto lo tenía que decir en mi lengua.

És difícil ser bilingüe. Si puc escollir entre les dues llengües per a parlar, preferisc el valencià, clarament. Pense en valencià, llig en valencià, estime en valencià, cante en valencià, escric en valencià, somie en valencià, parle en valencià. 

Tanmateix, de vegades em du a situacions complicades. Per exemple. La núvia del meu oncle és boliviana, i no parla molt valencià. Per aquest motiu, quan estic amb una conversa amb ella i ma mare, em torne boja. Tot i que no m'importa adaptar-me a l'idioma de la persona amb la que parle, m'és absolutament impossible parlar castellà a ma mare. Per tant, quan li dic alguna cosa a ella, ho faig en valencià, però immediatament m'he de girar per a no ser maleducada i traduir-ho a ma tia al castellà.

El valencià és més complex que el castellà perquè ha patit molt. Demostrant el meu domini de la història de la meva llengua, vos diré que durant l'Edat Mitjana va estar en apogeu per autors tan magnífics com Ausiàs March o novel·les tan famoses i innovadores com Tirant Lo Blanc. Tot eren rialles fins que van arribar els Borbons. En la Guerra de Successió pel tron ​​d'Espanya, concretament el 25 d'abril de 1707, el Regne de València va caure baix el poder de Felip V. Se'ns va prohibir parlar, escriure i llegir en la nostra llengua. La foscor va durar molt temps, fins que a finals del segle XIX va començar a renàixer i quan ja estàvem a punt d'aconseguir cert reconeixement, PUM. Dictadura. Volta a la foscor i a la por. Si parlaves valencià, eres un paleto. Afortunadament, açò no va durar per sempre, però va fer forat a l'idioma. No hi havia massa gent que parlara valencià, i la que el parlava o feia malament perquè ningú li havia ensenyat. Per açò resulta més difícil parlar i escriure de maner correcta, ja que hem agafat mals hàbits des de menuts que són difícils de llevar.

Un altre tema és la diferència entre el català i el valencià. En la meua opinió (no sóc cap filòloga), són la mateixa llengua. Diferents dialectes, sí, però la mateixa llengua. Un espanyol pot parlar amb un sud-americà i entendre'l perfectament encara que hi hagen paraules, expressions i formes verbals diferents, no? Doncs el mateix passa amb el valencià, el català i el balear (que sempre l'oblidem). Ens uneix un vincle històric que molta gent es nega a veure. "Catalans de merda..." o "Jo no vaig a llegir això perquè és català" són expressions que, sorprenentment, encara s'escolten, normalment per part de gent que no sap del que parla.

M'ha pegat per escriure açò perquè hi han persones molt bajoques per ahí. Hui estava parlant amb una amiga (una d'aquestes que ella es pensa que és la teua amiga, però que en realitat et cau com el cul), li he soltat alguna expressió en valencià  i m'ha dit "¿Por qué me hablas valenciano? Si es una mierda de idioma que ya no lo habla nadie y se va a extinguir. A mí, me hablas en castellano." No li he pegat una hòstia perquè em sap greu abusar de subnormals. Des d'ara vaig a parlar-li sempre en valencià. Si tu a mi em dius educadament que et sents més còmode amb el castellà, cap problema, inclós podria intentar parlar anglés si t'és més fàcil d'entendre. Però no m'obligues a canviar el meu idioma perquè t'isca dels collons. Cada vegada hi ha més gent que parla i estudia valencià. No dic que parlar valencià siga millor. Però simplement per la riquesa a la parla que t'aporta, solament per poder entendre coses que la gran majoria del món no entén, val la pena. Camals mullats, Mor una vida es trenca un amor, Tinc una mania inconfessable, Polònia i Crackòvia. Tot el que no podria entendre si no parlara valencià, però que puc disfrutar perquè sí el parle.

Probablement pensareu "Menuda falsa, tant defensar la seua llengua i escriu en castellà" perquè mai m'havíeu llegit en valencià i la raó és senzilla. Si escric en un blog és perquè m'agrada que la gent ho llija i quin millor idioma que el castellà. Defense a mort el valencià, però el castellà també és el meu idioma i m'agrada. L'altra raó és perquè no m'agrada fer errades ortogràfiques i en valencià en faig moltes més perquè estic més avesada a parlar d'una manera incorrecta. Hi ha expressions que sé que estan dites malament, però que sóc incapaç de canviar. Per exemple, "Te vuic". Són unes paraules tan importants que no sóc capaç d'escriure o de dir d'una manera diferent i no ho pense fer, encara que em coste una errada.

En resum, sóc valenciana. No m'agrada la paella, però en menge tots els diumenges. Les falles m'encanten, però no sóc fallera perquè el que més m'interessa d'aquesta festa és la festa en sí. Festa, música i foc. Em fique dels nervis quan a Canal 9 les periodistes fan errades a la parla o només parlen d'inauguracions i coses boniques. Odie a Rita, Camps i companyia per diverses raons que em costarien massa d'explicar ara. M'agrada parlar en valencià perquè puc.

I després d'aquest rotllo patriòtic, un recull d'algunes de les meus paraules preferides al meu idioma, ací.

13 de mayo de 2012

Enséñeme su DNI

La historia que voy a contar transcurrió una fría Nochebuena, a la puerta de una discoteca. El primo de un amigo (un verdadero capullo de las juventudes del PP) nos había conseguido entradas. Mi colega nos convenció de que nos dejarían entrar aún siendo menores de edad porque íbamos con su primo, pero yo no me acababa de fiar, al fin y al cabo era un político. Y de derechas.
Estuvimos esperando más de una hora al gilipollas ese, así que decidimos entrar para no morir de una hipotermia y porque nos recogían en media hora. Primero entró una amiga, más mayor, más alta y con el vestido más corto que yo. La dejaron pasar sin impedimentos, así que me dispuse a pasar yo, toda decidida, pero un portero de dos metros y con la espalda más ancha que el Titanic se plantó delante de mí. Admito que me cagué y lo único que se me ocurrió hacer fue sujetar la entrada en frente de mi cara como si fuera a protegerme de ese gorila que me miraba serio.


Gorila: ¿Cuántos años tienes?


Si en Internet soy una verdadera troll y puedo convencerte de que soy un fontanero de 50 años en trámites de divorcio (no me preguntéis en qué circunstancia me vi metida como para hacer eso), en la vida real se me da fatal mentir. Abrí la boca, pero no emití sonido alguno porque después de la cara que había puesto no se iba a creer nada de lo que dijera. Por suerte, en mi casa me han educado para que no me engañe nadie, y menos un político. Así que me puse seria e intenté parecer enfadada en vez de acojonada.


Aju: ¿Y por qué me han vendido la entrada?
Gorila: Yo no te puedo dejar entrar.
Aju: Pues la persona que me ha vendido la entrada, un concejal del ayuntamiento, por cierto, sabía que yo era menor, ¿qué explicación me puedes dar al respecto? Tal vez él creyera que yo sí que podía entrar, pero en este local no permiten la entrada a menores, lo que significaría que iba a hacer algo ilegal, ¿no? ¿Puede que sea eso? Porque la otra opción es que él supiera que no me iban a dejar pasar y por tanto me estaría robando, cosa aún peor.


Miré de reojo y mis amigos habían huido a un rincón para contemplar la escena haciendo como si no me conocieran. A todo esto, el pobre gorila, que en realidad no tenía culpa de nada, parecía confuso.


Gorila: No te podemos dejar entrar...
Aju: Es indignante que me hayan vendido algo sabiendo que no lo iba a poder usar, quiero hablar con un superior, ahora.
Gorila: No hace falta, ven conmigo, cariño, que te devolvemos el dinero.


Mis colegas se quedaron con la boca abierta viendo cómo el guardia me cogía amablemente y me llevaba hasta la taquilla. Les enseñé mi dedo corazón por ser tan buenos amigos y abandonarme a la entrada de una discoteca con tal mastodonte. El tío de la taquilla me devolvió el dinero de mi entrada con beneficios, ya que yo la había comprado por adelantado más barata. Y cuando llegó el fachilla que me había timado, yo... yo.... no le dije nada, pero le miré muy mal.


He contado ésto porque no sabía cómo empezar a hablar sobre un tema sobre el que estoy bastante harta. Llevo ya tiempo pensando en eso y he llegado a la conclusión de que... LA EDAD SÓLO ES UN NÚMERO, HOSTIA PUTA YA. De verdad, creo que le damos demasiada importancia. Tan sólo es un número orientador, pero no es algo por lo que se pueda juzgar a una persona. Me refiero a que, como se ve en la anécdota contada anteriormente, una persona puede aparentar una edad físicamente que no se parezca a la que pone en su DNI y mucho menos a su edad mental. 
No sé si es cosa mía o también le pasa al resto de mujeres, pero prefiero los chicos mayores que yo. Y tío, si me tienes que rechazar que sea porque no te gusto, pero no me vengas con eso de la edad, por favor. Si te gusta una persona menor de edad será porque en realidad no es tan pequeña, ¿no? No haces nada malo, ni siquiera a ojos de la ley. La edad mínima para tener relaciones sexuales (en el caso de que las haya, porque entonces sí que no entiendo que a alguien le pueda parecer ilegal) en España es de 13 años. Es más, se considera a una persona mayor a partir de los 16. Si lo dice Wikipedia, habrá que hacerle caso.
Con esto no estoy queriendo decir que todos los adolescentes tienen cierto nivel de madurez, que hay de todo, pero digo yo que si te has fijado en una persona es porque esa sí lo tiene. Me ha pasado varias veces y ya me empiezo a frustrar, así que pensad en ello. No digo que vayáis enamorándoos de personas con una diferencia de edad abismal, sólo que no le deis tanta importancia a la edad porque en el fondo no la tiene.