8 de agosto de 2012

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No sé si de estas cosas se encarga el cerebro o el corazón (esas cosas no te las explican en biología. O sí, no suelo prestar atención en clase.) pero en cualquier caso, el órgano que se encargue de esto es un cabrón, casi tanto como los ovarios o el apéndice.
Hay personas que quieres alejar de ti, pero que por mucho que lo intentas no puedes.

Hay personas a las que intentas alejar de ti porque siempre que hablas con ellas acabas discutiendo.
Hay personas a las que intentas alejar de ti porque no sabes pornerle nombre a lo que sientes por ellas.
Hay personas a las que intentas alejar de ti porque te hacen sentir como Marla Singer. SPOILER. (No me refiero a que te impulsen a una espiral de autodestrucción, sino a cómo se sentiría ella cuando Edward Norton aún no sabía que Tyler Durden y él eran la misma persona).
Hay personas a las que intentas alejar de ti porque te hacen sentir mucho más pequeña y mucho más mayor al mismo tiempo.
Hay personas a las que intentas alejar de ti porque cuando le intentas explicar a alguien lo que te ocurre con esa persona, no sabes por dónde empezar.
Hay personas a las que intentas alejar de ti porque te da miedo el qué dirán.
Hay personas a las que intentas alejar de ti porque la mitad de las veces que te hablan están borrachas.
Hay personas a las que intentas alejar de ti porque le ponen tilde al pronombre "ti".
Hay personas a las que intentas alejar de ti porque hagas lo que hagas, siempre vuelven a tu vida.
Hay personas a las que intentas alejar de ti porque te atraen demasiado y eso te asusta.
Hay personas a las que intentas alejar de ti porque te asustan y eso te gusta.
Hay personas a las que intentas alejar de ti porque no estás segura de sus sentimientos.
Hay personas a las que intentas alejar de ti porque no estás segura de tus sentimientos.
Hay personas a las que intentas alejar de ti porque de alguna manera ya están lejos.
Hay personas a las que intentas alejar de ti porque podrías enamorarte y esa persona no.
Hay personas a las que intentas alejar de ti porque te revolucionan demasiado las hormonas.
Hay personas a las que intentas alejar de ti porque te las follarías así porque sí.
Hay personas a las que intentas alejar de ti porque te hacen reír y llorar en la misma conversación.
Hay personas a las que intentas alejar de ti porque todos te dicen que lo hagas.
Hay personas a las que intentas alejar de ti porque cuando hablas con ellas la mayoría de tus neuronas parecen ponerse en huelga.
Hay personas a las que intentas alejar de ti porque no entiendes cómo alguien puede ser tan gilipollas y tan encantador, según le parezca.

Hay personas a las que intentas alejar de ti por cualquiera de estas razones y muchas más que no recuerdo o no me apetece nombrar. Pero también hay otras personas excepcionales, personas a las que intentas alejar de ti por todas esas razones juntas. Si tienes la suerte (buena o mala, tómatelo como quieras) de conocer a alguien así, llega un punto en el que te das cuenta de que todas esas razones eran tremendamente válidas, pero no para alejarla, sino para acercarla. Y eso te gusta.

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Yo ya he hablado demasiado.