29 de octubre de 2012

El mejor post del mundo

Quería que este fuera el mejor post del mundo. Un post que te hiciera llorar de emoción, un post que hiciera que te atragantaras de tanto reír, un post que te diera ganas de enamorarte. Por desgracia, no sabría cómo escribirlo.

Había pensado empezar en plan "Chicos, voy a contaros una historia increíble. La historia de cómo conocí a vuestra madre".


Sin embargo, no iba a funcionar porque:
1) La persona de la que quiero hablar no es una mujer.
2) La persona de la que quiero hablar solo es padre en los Sims (un mal padre, todo hay que decirlo).
3) La manera en la que empezó todo es demasiado absurda.

El mejor tweet que he escrito. Sí, era para otra persona, la persona que más daño me ha hecho. Sí, quedo un poco puta. Sí, no tiene mucho sentido si no conoces la historia. Pero es del que me siento más orgullosa porque él fue igual de tonto que yo al contestarlo.

Se me había ocurrido escribir lo mucho que le quiero y lo perfecto que es, pero no quería que esta fuera la típica entrada de una adolescente enamorada, simplemente porque él no es típico. Es muchas cosas, pero típico, no.

Se me había ocurrido escribir ya no sobre mi novio, sino sobre mi mejor amigo. Al que le conté todo lo que nunca había contado, con el que pasé tantas noches en vela, con el que me he reído tanto, el que pasó a ser la persona en la que más confiaba en tan unos pocos días.

Se me habían ocurrido muchas cosas y ninguna buena. Diréis "Bueno, así es como empiezan todos tus posts, no es para tanto", pero es que este no es un post cualquiera. Este post estaba destinado a ser el mejor del mundo. Ya sé que ni de lejos, ni siquiera es el mejor de mi blog, probablemente porque no he escrito todo lo que podía, simplemente porque todo lo que te puedo decir ya lo sabes y eso es lo único que importa. Pero quería escribirlo porque es lo mínimo que puedo hacer, porque es mi mediocre manera de gritarlo al mundo, porque nuestras únicas aliadas son las palabras y porque, simplemente, te quiero.

13 de octubre de 2012

Los animales de dos en dos, uh-ah, uh-ah

Como fui a un colegio religioso (así he salido), de pequeña pasé bastante tiempo leyendo la Biblia. No por vocación religiosa, sino por el inmenso morbo que tienen las historias del Antiguo Testamento. Mi preferida era la historia del Arca de Noé.

Era un bonito día en el que, como siempre, Dios observaba a los humanos mientras se tocaba los cojones (me lo imagino sentado en su enorme sofá divino, con unos calzoncillos y bebiéndose una birra). Entonces vio a gente como los pederastas, Ana Rosa o los madridistas y se dio cuenta de lo hijos de puta que podemos llegar a ser los humanos. Y Él, en su infinita sabiduría, encontró la solución perfecta: matarnos a todos. ¿Y cómo lo haría? Con un diluvio. Así de paso también renovaba a los niños, los animales, las plantas y todo lo demás. 

Sin embargo, después de eso, ¿qué? Tendría que volver a invertir siete días en crearlo todo otra vez, así que escogió a un pringao al azar, llamado Noé, y le ordenó que construyera un arca del tamaño de siete Faletes y que metiera allí a una pareja de cada especie animal (no dijo nada de las plantas, por lo que siempre será una misterio cómo sobrevivieron).
Suponemos que Noé debía de ser una especie de Chuck Norris, puesto que construir un arca de esas dimensiones y tan fuerte como para aguantar todo ese peso ya sería difícil en esta época, con la tecnología de la que disponemos. 

Yo si hubiera sido Noé le hubiera enviado a tomar por culo, qué quieres que te diga, porque no sé cómo no le encerraron sus vecinos:
-Noé, ¿qué coño haces?
-Estoy construyendo un arca para meter dentro a una pareja de cada animal.
-Eh... ¿por qué?
-Porque va a caer un diluvio y vais a morir todos.
-JAJAJAJAJAJAJAJAJPobre, de tanto rezar se ha quedado grillado.

No es por ponerme exquisita, pero hay otro matiz de la historia que no concuerda: ¿dos animales de cada especie son suficientes para repoblar la Tierra? No quiero ni imaginar la de especies que se extinguieron en ese momento, por no hablar de los humanos: los únicos que subieron en el arca fueron Noé y sus tres hijos, con sus respectivas mujeres. Desde el principio de todo fueron copulando primos con primos, eso explica el nivel intelectual de mucha gente en la actualidad.

Dios decidió que el diluvio duraría 40 días. No soy ninguna experta en el tema, pero digo yo que 40 días son pocos para que se inunde el planeta, ¿no? En ese caso los vascos no deberían haber muerto, por lo que deducimos que su especie surgió tras el diluvio o que sobrevivieron haciendo apnea.

Al final la Tierra se seca y Noé y su familia bajan del arca para rehacer sus vidas. Lo que no te cuentan en la Biblia es que Noé acabó suicidándose por el sentimiento de culpa y de soledad que le invadía por haber dejado morir a toda la gente del planeta.

Moraleja: Si te portas mal, Dios destruirá la Tierra.

Sweet 16

Llega un momento en tu vida en el que te das cuenta de que te haces mayor. A mí me ha llegado ahora. Como cumplo los años a principio de año, cuando llega el cumpleaños de mis amigos el mío está a la vuelta de la esquina. El otro día un amigo cumplió dieciséis y con lo típico "¡Ahhhhhh, te haces viejo!" alguien dijo "Pues en un par de meses Aju cumplirá los diecisiete." Esas palabras resonaron en mi cabeza. Diecisiete. DIECISIETE. Sentí que había estado desperdiciando el tiempo. Dieciséis años… la edad de la plena adolescencia, de la felicidad, del color rosa. O eso es lo que me habían contado, porque, viendo mi situación, me planteé la pregunta: “¿Qué estoy haciendo con mi vida?”. 

Por tanto, guiada por el beneficioso ejemplo de las películas americanas, he hecho una lista con las cosas que se supone que debo hacer antes de los diecisiete:

  • Tener el primer amor.
  • Abortar un hijo no deseado (también se acepta falsa alarma de embarazo).
  • Coquetear con las drogas.
  •  Escaparme de casa.
  •  Liderar una banda de rock exitosa.
  • Ser expulsada del colegio.
  • Ser arrestada.
  • Ser testigo de un crimen.
Estas solo son las que se me han ocurrido ahora mismo, así que, si tenéis ideas, hacédmelo saber. Nos queda poco tiempo y voy bastante retrasada en la lista.

12 de octubre de 2012

Autobiografía I

Mi máxima aspiración en la vida es tener una página en Wikipedia, toda la gente importante está ahí. Así que, como estoy convencida de que lo conseguiré, voy a ir escribiendo mi biografía, ya que, si no me la sé yo, no sé quién se la va a saber.

Todo empezó en la década del grunge y del nacimiento de Internet. Unas Pascuas, un joven matrimonio se hallaba en un camping y, como ya llevaban tiempo pensando en traer una nueva persona al mundo, se pusieron a... a... bueno, ya os lo imagináis, no voy a describir cómo me concibieron mis padres. No quiero que paséis por lo mismo que yo.

Al final, la mujer se quedó embarazada y el ginecólogo predijo que su niña nacería aproximadamente por Reyes. Empezaron a hacer lo que hacen todos los padres primerizos: eliminar todos los objetos punzantes de la casa, comprar muchas cosas, pedir consejo a otros padres... y cómo no, elegir el nombre del bebé. Fue una decisión difícil.

Mamá: A tu madre le hubiera hecho tanta ilusión una niña... le podríamos poner su nombre.
Papá: ¿Pero y tu madre qué? ¿No se sentirá un poco mal si le ponemos el nombre de la otra abuela?
Mamá: Podríamos probar un nombre compuesto... Encarna Pilar.
Papá: ¿De verdad quieres que nuestra hija se llame Encarna Pilar?
Mamá: No, no... a ver, nombres bonitos... ¿Rebeca?
Papá: Nombre de jersey. ¿Vanessa?
Mamá: Nombre de choni (aunque por aquel entonces no dijo choni, pero ya se veía venir el tipo de nombre que era). ¿Azahar?
Papá: Muy difícil de escribir para la niña. ¿Andrea?
Mamá: Se lo puso mi amiga a su hija... ¿Victoria?
Papá: Entre tu familia y la mía ya hay unas cinco...

Y así con infinidad de nombres hasta que llegaron a Aju. Es un nombre bonito, normal, corto y universal, podría haber sido peor. Pero Aju no nacía. Entendedme, con lo bien que estaba yo en el útero materno, ¿cómo iba a querer salir fuera, con el frío que hace en Enero? Además, se acercaban las fiestas del pueblo y si hubiera nacido cuando me tocaba, a mi madre le hubiera dado tiempo a recuperarse y a llevarme a todas las procesiones para fardar de niña y a mí nunca me ha ido ese rollo. Pasaron dos semanas y mi madre ya estaba que se subía por las paredes, porque fui un feto un poco hijo de puta. Al final fue al hospital para que me sacaran a la fuerza, ya que yo no tenía muchas ganas de salir (y eso que en Enero aún no habían elegido a Aznar presidente). Soy cabezota desde que estaba en el vientre materno, así que el parto duró unas 12 horas (esto como mujer me horroriza) y por fin nací. Fui un bebé guapo. Recalco este hecho porque normalmente los bebés son feos cuando nacen, pero yo fui guapa. Fui.

Y hasta aquí mi nacimiento. No voy a escribirlo todo de golpe, la biografía de una eminencia requiere un tiempo que no tengo, estoy muy ocupada forrando mi carpeta con fotos de gatitos y yendo al parque con mis coleguis, cosas de famosos que no entenderíais. Y por último, recordad que os estoy haciendo un favor: cuando a vuestros hijos les manden en el cole hacer un trabajo sobre mí y busquen mi nombre en Google, esto será lo que les aparezca. De nada.

8 de octubre de 2012

La gente cambia, los recuerdos no


A partir de este blog, solo con lo que he escrito aquí, cualquier persona podría suponer que mi vida es mucho jijí jajá o que no sé escribir nada serio. O que no sé escribir en general. Pero si no escribo cosas serias es porque me cuesta expresar mis sentimientos. Intento aparentar que me río de todo, pero no. A veces solo quiero escapar.

Me gustaría que leyera esto. Internet es grande, ¿no? Es una gran ventana al mundo y, al fin y al cabo, él no está tan lejos, solo a unos cientos de kilómetros. O tal vez no. Tal vez esté de vacaciones en algún lugar cerca de mí. Cerca físicamente, claro. En otros aspectos no podría estar más cerca. Me gustaría que leyera esto. No es la primera vez que escribo sobre él, aunque solo fuera un tweet. Un tweet que alguien leyó, y compartió con sus seguidores y alguno de estos, a su vez, repitió ese proceso. Hubiera sido muy fácil que él lo leyera. ¿Se daría por aludido si viera todo lo que me está causando? No creo. Tal vez pensara en alguien, tal vez se sintiera identificado, pero en ningún caso se le pasaría por la cabeza que él era el causante de lo que leía. Me gustaría que leyera esto. Simplemente porque es para él. Para ti.

No tienes ningún derecho a estar aquí, ¿por qué no te vas? ¿Ni siquiera me respetas en eso? Nunca has tenido en cuenta lo que yo sentía o pensaba, ¿por qué no te vas fuera de mis sentimientos y mis pensamientos? No quiero que estés aquí, me prometiste que cuando te lo pidiera te irías. No lo hiciste bien, en algunos aspectos te fuiste demasiado lejos, pero en otros me ignoraste completamente. Sigues aquí y tal vez ni siquiera lo sepas.

Me dijo "Te quiero". Te quiero. Lo dijo sin pensarlo y lo supe, no me dejé llevar por los sentimientos que pudiera sentir en ese momento. Mi cerebro es inteligente y automáticamente me dijo: "No es verdad, no sonrías". Sonreí, aunque fue una sonrisa cínica. Al fin y al cabo, él no me veía. Él estaba lejos físicamente. A decir verdad, estaba lejos, a secas.

- Te quiero.
- No es verdad y lo sabes.
- De momento, llamémoslo así.

Solo pretendo que sepas que sigues aquí. Sigues aquí y quiero que te vayas porque me haces daño.

He escrito esto de un tirón porque quiero que te vayas y sé que expresar lo que siento con palabras me ayuda a entenderlo mejor y así controlarlo. Ya lo hice una vez, hace poco, también por tu culpa. Cuando empecé a escribir creía que te odiaba, pero no era así. Me di cuenta de que me odiaba a mí misma. Por tu culpa me odiaba a mí misma y eso me hizo odiarte también. Por suerte, al saber qué era lo que me estaba ocurriendo, pude suprimir ese odio. Me hubiera gustado escribírtelo también, para que vieras que era fuerte, que no me odiaba ni te odiaba. No porque no tuviera razones, que las tenía, sino porque sabía perdonar. Te había perdonado y había hecho algo aún más difícil, me perdoné porque me lo merecía, igual que merecía haberme odiado.

Más que nada, siento lástima porque no me has conocido de verdad. Podrías haberlo hecho, yo estaba dispuesta y también quería conocerte a ti. Aunque suene egocéntrico, te has perdido muchas cosas por no conocerme.Pierdes cosas con cada persona que no conoces, pero tú perdías más conmigo. No porque yo sea más especial que los demás, sino porque tú lo eras para mí. Sentía algo por ti. "De momento, llamémoslo así". Has perdido todas las cosas que me pertenecen, cosas que te podrían haber gustado o no, pero que yo te hubiera ofrecido de todas formas. Sin embargo, lo más importante son las cosas que podrían haber sido tuyas. En un momento dado deseé que me devolvieras todo lo que te había dado, pero ahora veo que es una tontería, simplemente porque te pertenece y porque si te lo di en su momento, tenía mis razones para hacerlo.

Yo también tengo cosas tuyas.Tengo muchas cosas que me ofreciste y no debiste haber hecho. No por mí, sino porque, viendo la facilidad con la que lo hiciste, se lo hubieras podido ofrecer a cualquiera que no supiera apreciarlo. Yo lo aprecié y por eso no lo acepté, porque sabía que no me pertenecía. Guardo muchos deseos y secretos que me confesaste, cosas que no habías contado a nadie y que tal vez nunca hagas.

Lo que más me jode es que yo esté escribiendo esto y tú, si alguna vez lo leyeras, ni te darías por aludido porque yo no fui nada para ti. Pero, al fin y al cabo, no lo hago por ti, sino por mí.

Y sí, esto lo escribí hace tiempo, había estado criando odio entre mis muchos borradores, pero hasta que no lo publicara no estaría tranquila. Tal vez decirte lo que has hecho sea la única forma de olvidarlo y no me importa que me escuches o no. Pero yo te lo he dicho.