Llega
un momento en tu vida en el que te das cuenta de que te haces mayor. A mí me
ha llegado ahora. Como cumplo los años a principio de año, cuando llega el cumpleaños de mis amigos el mío está a la vuelta de la esquina. El otro día un amigo cumplió dieciséis y con lo típico "¡Ahhhhhh, te haces viejo!" alguien dijo "Pues en un par de meses Aju cumplirá los diecisiete." Esas palabras resonaron en mi cabeza. Diecisiete. DIECISIETE. Sentí que había estado desperdiciando el tiempo. Dieciséis años… la edad de
la plena adolescencia, de la felicidad, del color rosa. O eso es lo que me
habían contado, porque, viendo mi situación, me planteé la pregunta: “¿Qué
estoy haciendo con mi vida?”.
Por tanto, guiada por el beneficioso ejemplo de las películas americanas, he hecho una lista con las cosas que se supone que debo hacer antes de los diecisiete:
- Tener el primer amor.
- Abortar un hijo no deseado (también se acepta falsa alarma de embarazo).
- Coquetear con las drogas.
- Escaparme de casa.
- Liderar una banda de rock exitosa.
- Ser expulsada del colegio.
- Ser arrestada.
- Ser testigo de un crimen.
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Yo ya he hablado demasiado.